Inicio

Tengo poco más de cuarenta años y llevo 17 de profesión sin interrupciones en el campo psicoterapéutico. Me licencié en el año 1993. Me apasiona la psicología y el comportamiento humano, tan plástico, adaptable, compartido y fiable como sorprendente, creativo, idiosincrático y no predecible.

Inicialmente me preparé como psicoterapeuta fenomenológica: guestaltica, bionergética, entrada en el cliente y en su crecimiento personal. Des de 1996, la perspectiva sistémica y familiar me cautiva i aún la practico. A partir del año 2003, estoy especialitzada en inteligencia emocional y en psicoterapia del duelo y de la pérdida. Des de 2008 estoy centrada en el estudio de los efectos de la somatización corporal en la mayor parte de las enfermedades crónicas, des de la perspectiva del reequilibrio familiar, de pareja o intrapersonal. Actualmente, cuento con la acreditación de la especialidad de psicoterapia por parte de EFTA/COP.

Creo firmemente que las personas tenemos el deber de retornar a nuestra sociedad lo que hemos recibido, en la medida en qué nos sea posible según nuestras capacidades. Dado que en psicoterapia me siento como pez en el agua (¡aunque a veces tanta agua también me incomoda!), he escogido esta vIa para devolver lo mucho, muchísimo, que he recibido y sigo recibiendo cada día, de mis padres, de mis hijos, de la familia y las parejas con las que he compartido un trocito de mi vida, de las amigas y los amigos, de los maestros y las maestras –los formales y los informales-que he ido encontrando en diferentes momentos. Pero sobretodo, y muy especialmente, de las personas que han confiado en mi para trabajar aspectos muy diversos de su intimidad.

Mi voluntad es la de ofrecer un espacio que sirva de lumbrera o tragaluz, en momentos de mucha presión, especialmente para aquellas personas con pocos recursos económicos o culturales i con más resistencia al trabajo terapéutico, ya que acostumbran a ser las que más lo necesitan .

Estoy en una rueda de intercambio que no para y, a estas alturas, me parece que, por mucho que de, siempre recibiré aún más y seguiré estando en deuda.